No se puede negar que a mucha gente se le «va la pinza» con cualquier cosa: con la televisión, con el fútbol, con la política, con los coches, con el alcohol, con la lectura (ahí don Alonso Quijano de muestra), con los videojuegos… Y a otros muchos es que no tienen esa pinza en la boca para hablar de lo que no tienen ni idea. «Los videojuegos les han intoxicado«, decía Macron, presidente de la República Francesa, a colación de los graves disturbios acaecidos en nuestro país vecino (Micromanía, 331, p. 15). Solo habrá que esperar a que haya gente loca por las calles por haber jugado sin parar al Cooking Mama . Y ojo, que nos salen chistes fáciles si metemos en la noticia a There’s Poop In My Soup (K Bros Games, 2016), pero no caeremos en la tentación.
Sí, otra vez el videojuego como culpable de todos los males. Es que ya cansa…
Así que aprovechemos el verano, para olvidarnos de estas tonterías y ponernos a lo verdaderamente interesante: a jugar a ese título que no has podido echarle mano ni ponerte hasta ahora. Venga, a la carga.
Ilust.: Versailles (Anuman, Microïds, ed. 2013). En la carátula física, en una divisa dispuesta en la contracubierta y abajo, dice literalmente: Veracidad histórica. Todos los escenarios, diálogos y juegos han sido revisado por Béatrix Saule, conservadora jefe del Palacio de Versalles y del Museo Nacional. Si es que los videojuegos tienen un peligro… los carga el Diablo (IV).
